Intercambio con Dekapi (o cómo dibujar una sonrisa sin poder evitarlo)

Últimamente estoy viviendo, o al menos siento que estoy viviendo, días torpes. Días malos salpicados de gotas de felicidad. Pero podría ser al revés también, días buenos salpicados de cosas tristes. Cuando en tu vida hay una parte que te hace muy feliz pero existe otra que sólo te ofrece sinsabores no se produce una especie de anulación. No. Lo que ocurre es que parece que te pases el día subido a una montaña rusa con más loopings que patas tiene un ciempiés.
Yo estaba saboreando uno de esos sinsabores cuando al llegar a casa me encontré el aviso de correos. Sabía que el paquetito de Dekapi me estaba esperando allí y automáticamente se esfumaron todos los nubarrones y volvía a sentirme ligera, contenta, alegre como una renacuaja con zapatos nuevos. No sé que hay en esto de los intercambios, pero hace una ilusión tremenda. Puede que se trate del gesto, de lo que simboliza, de la confianza que depositas en una desconocida y de la que ella deposita en ti, de la ilusión por tener en tus manos algo que admiras, algo que te gusta. Y el hecho de que lo obtengas a cambio de algo que haces con todo tu cariño hace que todo ese sentimiento de ilusión se refuerce. Que a alguien le guste lo que haces tanto como a ti lo que hace esa persona reconforta. Reconforta mucho.

Por eso me han hecho ilusión todos los intercambios hasta la fecha y por eso me ha hecho tantísima ilusión este intercambio con Saray, de Dekapi Complementos. Menudo subidón me dió cuando abrí el sobre y allí estaban el gatito, el ninja rosa, y además un osito y una mariquita que me cautivaron en cuanto los ví. Conocía las creaciones de Saray a través de su blog, me fascinaron en cuanto lo descubrí y no dudé en proponerle este intercambio. He de decir que no es que solamente sus creaciones sean preciosas y originales, sino que además están hechas con cariño, y se desprende incluso la paciencia necesaria con la que están hechos. La presentación de sus cositas es perfecta, ha cuidado hasta el último detalle.
Si encima a esto le añadimos que esta niña es un cielo de persona pues queda bastante claro hasta qué punto la llegada de este paquetito me alegró el día.

¡En seguida lo estrené todo! Mi móvil luce una mariquita graciosa a más no poder, mis llaves al fin están custodiadas por un ninja rosa y mis camisetas cambian de look con sus broches.

Gracias, Saray.